Coexistencia nace de la búsqueda a preguntas sobre un mundo desigual,
indiferente que malinterpreta el poder de cada persona y desecha sus errores.
Fotografiar el error, fotografiar lo incomprensible,
fotografiarnos siendo intérpretes de la naturaleza.
Estamos en un no desesperante pero sí incansable laberinto (Almeida, 2022: 151),
en un caos, en un sueño. La escala de perplejidad y transmutación de estas ideas sorprende en el conocido
final de “Nueva refutación del tiempo”, donde se dice que el tiempo es la sustancia de la que estamos hechos,
un río que nos arrebata y que nosotros somos ese mismo río. [Borges]